El
padre del ajedrez moderno nació en distintos días según quién nos lo cuente,
podría ser un día 18, pero también un día 14 o un día 17 de mayo; lo único fijo
es el año 1836 y el sitio: Praga. Se crio en una en una modesta familia de
comerciantes y era el menor de trece hermanos, desde pequeño destacaba en
matemáticas, algo habitual en los ajedrecistas por su gran capacidad de
cálculo. Más
adelante se trasladó a Viena para cursar allí sus estudios de Ingeniería,
carrera que no llegó a terminar debido a que el ajedrez se cruzó en su camino.
En
Viena podríamos
encontrar en aquel tiempo hasta diecinueve cafeterías en las que la gente
jugaba a diario. Gracias a esto, Steinitz pronto se interesó en el
juego que había aprendido con su padre. Sus progresos fueron rápidos y
Steinitz, que se ganaba un buen dinero apostando en los cafés, abandonó sus
estudios para dedicarse de lleno al ajedrez, pronto se convirtió en el jugador
más fuerte de Viena.
Según
Steinitz, una vez comenzado el final, el poseedor de los dos Alfiles debería
maniobrar de la siguiente forma contra el jugador que tiene Alfil y Caballo:
1-Dominar el centro
2-Quitar
al Caballo enemigo posibles puntos fuertes y limitar al máximo sus movimientos.
3-Tratar
de ganar espacio avanzando los Peones.
4-Preparar
la maniobra decisiva – que en muchos casos consiste en penetrar con el Rey por
las casillas de color diferente al Alfil del jugador que tiene Alfil y
Caballo-.
5-Se
puede, en determinado momento, simplificar la posición cambiando uno de sus
Alfiles por una pieza contraria –Alfil o Caballo- para transformar la ventaja
de los Alfiles en otra aún más prometedora y determinante en la victoria.
El
joven Steinitz triunfaba en el tablero; tanta fue su fama y su gloria que lo
invitan a Londres a la Exposición Universal que tuvo lugar en el año 1862. Es
su primera aparición en el circuito internacional; con 26 años consigue
colocarse en sexto lugar, lo mejor de cada casa estaba allí en Londres;
además su partida contra Mongredien recibió el premio a la partida más
brillante.
Estamos
hablando de un tipo genial, pero que además tenía una enorme seguridad, se
cuenta que en cierta ocasión le preguntan si podría ganar algún torneo de los
importantes de verdad y respondió ni corto ni perezoso que de «salida ya
le digo que tengo una gran ventaja pues yo soy el único que no tiene que
enfrentarse a Steinitz».
Steinitz
tenía unas enormes ganas de triunfar, aunque su fuerte carácter a veces le
traía problemas. Otra anécdota en su historial le ocurrió en una partida contra
el famoso banquero Epstein (muy poderoso en aquella época), en un lance del
juego Epstein le dijo muy molesto: «¡Joven, tenga cuidado!, ¿no sabe usted con
quien está hablando?», a lo que el atrevido Wilhelm respondió: «Lo sé
perfectamente, usted es Epstein, pero en el ajedrez Epstein soy yo».
Principio
de ataque: si se considera tras la evaluación que se está mejor hay que
transformar esta ventaja por medio del ataque («el bando superior está obligado
a atacar, si no lo hace perderá tal ventaja»), pero ¿qué atacar?; también
mostró el camino: el objetivo debe ser una debilidad en la posición enemiga y
siguiendo la estrategia militar se elige el punto de menor resistencia.
Principio
de defensa: «el que está en desventaja debe estar dispuesto a defenderse, debe
estar dispuesto a hacer una concesión». Añadió que la norma a seguir en cuanto
a las concesiones debe estar guiada por el principio de economía, hacer la
mínima concesión posible y abstenerse de jugadas agresivas; se debe intentar volver a equilibrar la
posición.
Al
principio Steinitz practicaba un estilo muy agresivo, el típico ajedrez
romántico de la época. Sus partidas fueron tan notables que fue apodado el
‘Morphy austriaco’. Su fama iba aumentando sin cesar y a esto contribuyó su
victoria en el match contra Anderssen en 1866. Aquella victoria supuso un
relevo en el trono, pero no un cambio de paradigma ajedrecístico. No todavía.
Steinitz aún jugaba con el estilo de su época.
Steinitz
estuvo largas temporadas ausente de la gran competición, más centrado en
intentar salir adelante como escritor de ajedrez en periódicos y revistas. No
era muy bueno manejando sus finanzas, pero se honraba de pagar sus deudas, por
lo que inevitablemente nunca gozó de una buena posición económica.
Según
Steinitz, se puede resumir en 6 puntos la manera de llevar una partida en el
medio juego:
1º
Construcción de una posición sólida.
a) Uso
casi exclusivo de las aperturas cerradas
b)
Ausencia de sacrificios y en general de jugadas de relumbrón que carezcan de
solidez
c)
Parquedad en los cambios de piezas y peones
d) Predominio
de los ataques lentos o de larga preparación
2º
Acumulación de pequeñas ventajas. Steinitz resaltó la ventaja del
alfil sobre el caballo, hasta ese momento se consideraban piezas de igual
potencia.
3º
Formación de puntos débiles en el campo enemigo y utilización de estos. Puntos débiles, llamados holes por Steinitz: un peón doblado o
aislado, pieza intercalada, pieza aislada.
4º El
ataque no se ha de dirigir exclusivamente al flanco donde se halla el Rey.
5º
Asegurar el triunfo final. Se refiere a tener una fuerte preparación en
los finales, cosa que en aquella época no era muy habitual.
6º
Estrategia expectante.
Como
decía la filosofía del neopositivismo hay que analizar la posición, fijarse si
tenemos pequeñas ventajas, se fija en un concepto mucho más estratégico del
ajedrez. Cuando se encuentra una flor escribes un tratado de biología, eso es
lo propio de Steinitz, escribir un poema sería más propio de los jugadores
románticos. Leyendo los principios fundamentales el paisaje parece diáfano.
Los
principios de su teoría ajedrecística, que conforman lo que hoy damos en llamar
«juego de posición», los formuló Steinitz en su obra inmortal «The Modern Chess
Instructor», cuyas enseñanzas ayudarían a forjar a los grandes genios de las
siguientes generaciones. Steinitz era ante todo un gran pensador y supo
vislumbrar un componente lógico y una serie de aspectos íntimos del juego en el
fugaz paso de Morphy por Europa.
Jugaba
lentamente, calculaba con precisión sus movidas, prefería las maniobras
posicionales a los ataques brillantes y solo combinaba cuando podía prever
todas las consecuencias. El estilo posicional, su gran aporte, lo llevó a
diseñar variantes novedosas (y aún vigentes) para la Defensa Francesa y la
Apertura Española.
Steinitz,
fue el primer Campeón Mundial, Tres veces consiguió ganar dicho trofeo, ha sido
también el más viejo de la Historia en lograrlo. Tenía 58 años cuando
perdió el título frente a Emanuel Lasker en 1894.
En 1883
se trasladó a los Estados Unidos donde adquirió la nacionalidad norteamericana,
quizás lo hizo por su deseo de enfrentarse a Paul Morphy (un genio del ajedrez
retirado prematuramente), con el que mantuvo varias entrevistas en New Orleans.
Morphy no aceptó jugar con Steinitz, ya que su decisión de retirarse del
ajedrez era irrevocable. Sus motivos iban incluso más allá, ya que reconoció
haber llegado a odiar el juego que tanta fama le reportó.
Steinitz
fue un luchador y supo superar muchas adversidades. Después del match con
Lasker, estuvo recluido en un sanatorio, sus problemas de salud y mentales eran
graves —parece ser que se imaginaba jugando eléctrica o telegráficamente contra
Dios mismo—; murió prácticamente en la pobreza tras una vida marcada por
desgracias personales en un hospital psiquiátrico de la isla de Ward en Nueva
York.
Partidas de Steinitz: https://www.chessgames.com/player/wilhelm_steinitz.html