2 feb 2022

Leyendas del ajedrez: Wilhelm Steinitz

 


 

El padre del ajedrez moderno nació en distintos días según quién nos lo cuente, podría ser un día 18, pero también un día 14 o un día 17 de mayo; lo único fijo es el año 1836 y el sitio: Praga. Se crio en una en una modesta familia de comerciantes y era el menor de trece hermanos, desde pequeño destacaba en matemáticas, algo habitual en los ajedrecistas por su gran capacidad de cálculo. Más adelante se trasladó a Viena para cursar allí sus estudios de Ingeniería, carrera que no llegó a terminar debido a que el ajedrez se cruzó en su camino. 

En Viena podríamos encontrar en aquel tiempo hasta diecinueve cafeterías en las que la gente jugaba a diario. Gracias a esto, Steinitz pronto se interesó en el juego que había aprendido con su padre. Sus progresos fueron rápidos y Steinitz, que se ganaba un buen dinero apostando en los cafés, abandonó sus estudios para dedicarse de lleno al ajedrez, pronto se convirtió en el jugador más fuerte de Viena.

Según Steinitz, una vez comenzado el final, el poseedor de los dos Alfiles debería maniobrar de la siguiente forma contra el jugador que tiene Alfil y Caballo:
1-Dominar el centro

2-Quitar al Caballo enemigo posibles puntos fuertes y limitar al máximo sus movimientos.

3-Tratar de ganar espacio avanzando los Peones.

4-Preparar la maniobra decisiva – que en muchos casos consiste en penetrar con el Rey por las casillas de color diferente al Alfil del jugador que tiene Alfil y Caballo-.

5-Se puede, en determinado momento, simplificar la posición cambiando uno de sus Alfiles por una pieza contraria –Alfil o Caballo- para transformar la ventaja de los Alfiles en otra aún más prometedora y determinante en la victoria.

El joven Steinitz triunfaba en el tablero; tanta fue su fama y su gloria que lo invitan a Londres a la Exposición Universal que tuvo lugar en el año 1862. Es su primera aparición en el circuito internacional; con 26 años consigue colocarse en sexto lugar, lo mejor de cada casa estaba allí en Londres; además su partida contra Mongredien recibió el premio a la partida más brillante.

Estamos hablando de un tipo genial, pero que además tenía una enorme seguridad, se cuenta que en cierta ocasión le preguntan si podría ganar algún torneo de los importantes de verdad y respondió ni corto ni perezoso que de «salida ya le digo que tengo una gran ventaja pues yo soy el único que no tiene que enfrentarse a Steinitz».

Steinitz tenía unas enormes ganas de triunfar, aunque su fuerte carácter a veces le traía problemas. Otra anécdota en su historial le ocurrió en una partida contra el famoso banquero Epstein (muy poderoso en aquella época), en un lance del juego Epstein le dijo muy molesto: «¡Joven, tenga cuidado!, ¿no sabe usted con quien está hablando?», a lo que el atrevido Wilhelm respondió: «Lo sé perfectamente, usted es Epstein, pero en el ajedrez Epstein soy yo».

Principio de ataque: si se considera tras la evaluación que se está mejor hay que transformar esta ventaja por medio del ataque («el bando superior está obligado a atacar, si no lo hace perderá tal ventaja»), pero ¿qué atacar?; también mostró el camino: el objetivo debe ser una debilidad en la posición enemiga y siguiendo la estrategia militar se elige el punto de menor resistencia.

Principio de defensa: «el que está en desventaja debe estar dispuesto a defenderse, debe estar dispuesto a hacer una concesión». Añadió que la norma a seguir en cuanto a las concesiones debe estar guiada por el principio de economía, hacer la mínima concesión posible y abstenerse de jugadas agresivas; se debe intentar volver a equilibrar la posición.

Al principio Steinitz practicaba un estilo muy agresivo, el típico ajedrez romántico de la época. Sus partidas fueron tan notables que fue apodado el ‘Morphy austriaco’. Su fama iba aumentando sin cesar y a esto contribuyó su victoria en el match contra Anderssen en 1866. Aquella victoria supuso un relevo en el trono, pero no un cambio de paradigma ajedrecístico. No todavía. Steinitz aún jugaba con el estilo de su época.

Steinitz estuvo largas temporadas ausente de la gran competición, más centrado en intentar salir adelante como escritor de ajedrez en periódicos y revistas. No era muy bueno manejando sus finanzas, pero se honraba de pagar sus deudas, por lo que inevitablemente nunca gozó de una buena posición económica.

Según Steinitz, se puede resumir en 6 puntos la manera de llevar una partida en el medio juego:

1º Construcción de una posición sólida.

a) Uso casi exclusivo de las aperturas cerradas

b) Ausencia de sacrificios y en general de jugadas de relumbrón que carezcan de solidez

c) Parquedad en los cambios de piezas y peones

d) Predominio de los ataques lentos o de larga preparación

2º Acumulación de pequeñas ventajas. Steinitz resaltó la ventaja del alfil sobre el caballo, hasta ese momento se consideraban piezas de igual potencia.

3º Formación de puntos débiles en el campo enemigo y utilización de estos. Puntos débiles, llamados holes por Steinitz: un peón doblado o aislado, pieza intercalada, pieza aislada.

4º El ataque no se ha de dirigir exclusivamente al flanco donde se halla el Rey.

5º Asegurar el triunfo final. Se refiere a tener una fuerte preparación en los finales, cosa que en aquella época no era muy habitual.

6º Estrategia expectante.

Como decía la filosofía del neopositivismo hay que analizar la posición, fijarse si tenemos pequeñas ventajas, se fija en un concepto mucho más estratégico del ajedrez. Cuando se encuentra una flor escribes un tratado de biología, eso es lo propio de Steinitz, escribir un poema sería más propio de los jugadores románticos. Leyendo los principios fundamentales el paisaje parece diáfano.

Los principios de su teoría ajedrecística, que conforman lo que hoy damos en llamar «juego de posición», los formuló Steinitz en su obra inmortal «The Modern Chess Instructor», cuyas enseñanzas ayudarían a forjar a los grandes genios de las siguientes generaciones. Steinitz era ante todo un gran pensador y supo vislumbrar un componente lógico y una serie de aspectos íntimos del juego en el fugaz paso de Morphy por Europa.

Jugaba lentamente, calculaba con precisión sus movidas, prefería las maniobras posicionales a los ataques brillantes y solo combinaba cuando podía prever todas las consecuencias. El estilo posicional, su gran aporte, lo llevó a diseñar variantes novedosas (y aún vigentes) para la Defensa Francesa y la Apertura Española.

Steinitz, fue el primer Campeón Mundial, Tres veces consiguió ganar dicho trofeo, ha sido también el más viejo de la Historia en lograrlo. Tenía 58 años cuando perdió el título frente a Emanuel Lasker en 1894.

En 1883 se trasladó a los Estados Unidos donde adquirió la nacionalidad norteamericana, quizás lo hizo por su deseo de enfrentarse a Paul Morphy (un genio del ajedrez retirado prematuramente), con el que mantuvo varias entrevistas en New Orleans. Morphy no aceptó jugar con Steinitz, ya que su decisión de retirarse del ajedrez era irrevocable. Sus motivos iban incluso más allá, ya que reconoció haber llegado a odiar el juego que tanta fama le reportó.

Steinitz fue un luchador y supo superar muchas adversidades. Después del match con Lasker, estuvo recluido en un sanatorio, sus problemas de salud y mentales eran graves —parece ser que se imaginaba jugando eléctrica o telegráficamente contra Dios mismo—; murió prácticamente en la pobreza tras una vida marcada por desgracias personales en un hospital psiquiátrico de la isla de Ward en Nueva York.


Partidas de Steinitz: https://www.chessgames.com/player/wilhelm_steinitz.html